dilluns, 6 d’abril del 2009

Cròniques de l'Alfons Bech des d'els EUA: CENTRE OBRER DE DETROIT


El recibimiento que he tenido en Detroit no ha podido ser mejor. Mis amigos Margaret y Fred me vinieron a buscar al aeropuerto y al día siguiente me estaban presentando a todo el mundo que conocen. Hoy hablare del Centro Obrero.Se trata de un grupo de personas militantes que ayudan a los inmigrantes, casi todos ellos latinos y más concretamente mexicanos. Por lo general los problemas de los inmigrantes son los mismos que en Barcelona, que en España: los despiden sin indemnización porque no tienen papeles; no les pagan el salario; la policía les amenaza con deportarlos a sus países.

Estados Unidos tiene una política muy férrea con la inmigración. No les importa si llevan meses o anos trabajando en el país y para el país. Si no tienen papeles y los pillan, los expulsan. No importa dividir las familias: un hermano se puede quedar y al otro lo pueden echar. O dividir padres e hijos. Con ello consiguen que el salario sea muy inferior, que el inmigrante no proteste, que trabaje mas horas que nadie sin cobrarlas.

El Centro Obrero funciona como un comité que se ocupa de todas las tareas que deberían hacer organizaciones más grandes y fuertes, como los sindicatos. Buscan alojamientos provisionales. Buscan recaudar fondos para evitar desahucios. Para comprar comida para una familia. O bien organizan el aprendizaje o refuerzo del ingles para los niños y jóvenes que recién llegan a la ciudad.

Yo asisto a una de estas clases. Todos son obreros y obreras o hijos e hijas de ellos. La clase es un medio de integración: unas cinco chicas jóvenes del país, blancas y negras, así como algunos latinos que ya conocen el idioma, enseñan a los demás. En medio de la clase se hablan de las cosas cotidianas, se hacen bromas entre todos. Los chicos dicen cosas para llamar la atención de las chicas y viceversa. Me pregunta una niña de unos 13 años sobre mi religión. Le contesto que soy ateo, que antes era católico como ellos, pero de joven llegue a la conclusión de que Dios no existía. La niña se lleva las manos a la cabeza. Luego sale otro joven de unos 18 anos diciendo que va a iglesias diferentes cada domingo porque no cree en ninguna de ellas. Y así avanza una discusión sobre teología y materialismo entre niños, adolescentes y yo, de muy buen rollo.

Al final de la clase vienen personas que dirigen el Centro Obrero. Entre ellos esta Elena, una mujer que dedica su vida a la defensa del inmigrante y dirige el Centro. Se las ingenia para buscar dinero, para buscar locales. Tiene planeado realizar un libro sobre la inmigración mexicana en Estados Unidos, con apoyo de la Universidad parece. También esta Gerardo, un obrero marxista mexicano que desde hace 4 anos esta sin papeles y trabajando en restaurantes y cosas así, trabajando 6 y hasta 7 días por semana. Pero esta contento de tener compañeros como Fred o como Elena, que son del país y le ayudan. Le hacen sentir como en su casa, me dice. Me habla de la gente marxista de México y de la teoría de la liberación. Allí ya luchaba dentro del sindicato. Ahora su lucha es mas limitada por la cantidad de horas que trabaja, pero sigue igual en Estados Unidos.

Al final de la clase se nos dice que el próximo día aun no se sabe donde la haremos. Hasta ahora había acogido al Centro Obrero la sección local del sindicato del automóvil UAW, pero el sindicato ha decidido que no pueden seguir más ahí.